El poemario de un psicópata por Mi propio mundo
I
Todos somos escritores.
Todos hemos sentido que las palabras no le hacían justicia a
alguien que, desde el primer día que le vimos, nos enamoró,
—y
por eso escribimos.
Todos somos poetas…, hemos compuesto
ésta poesía perfecta…, que sin ser nada,
lo era todo;
que sin decir nada, lo decía todo.
Y queriendo hacer algo más, le hemos agobiado,
desesperando su corazón,
con constantes notas de lo mismo,
—un te amo
que por repetirse tanto perdió sentido.
Y a pesar de que nos amó, la perdimos porque,
en San Valentín,
en vez de un regalo como hacen todos,
nosotros la escribimos una poesía.
Decidimos dejarnos llevar por el vil egoísmo que surgió
dentro de nosotros, al creer que el amor verdadero es algo que yacía en
nuestros corazones,
pero en realidad, si esto no es así,
—¿qué es el amor?
Todos somos dibujantes, hemos pincelado miradas
perdidas
en la oscuridad de nuestras almas
Y queriendo mirar la luz al final del túnel
nos hemos perdido en el infierno del calor
de unos senos…, de unos besos. De un cuerpo que nos
convencía que nuestra vida estaba pérdida sin él
Y así hemos vivido,
—¡perdidos! —
Todos somos cantantes
¿Quién no ha vociferado ésta canción
que nacía del placer de nuestros cuerpos chocándose?
Al dejarnos llevar por el ritmo que marcaban nuestros
labios, nuestros dedos,
—éstos que se agarraban a nuestros
cuerpos como si fuésemos a arrancarnos la piel, dejándose escapar
nuestro espíritu de bailarines, y nos mecíamos entonces
al ritmo de la lujuria que consumía nuestros cuerpos
Bailando como locos.
Todos somos pedacitos de un mundo más grande.
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