Mi verdad, Santy 19
No fue fácil mi recorrido hacia los veinte,
Mi sangre, de un pueblo perdido de Guinea.
De una familia humilde y una historia triste,
Sobre viví al dolor, aquella vida gorronea.
A veces duele hacer poesía, escribir sobre mi vida,
Duele sacar cada gota de sudor tras mi pupila.
Duele llorar, añorar mi felicidad fallida,
Fue el diecinueve de mayo, una noche tranquila.
Era un inocente que no cesaba de llorar,
No podía definir el dolor ni la muerte.
Todo cambio a los cuatro, cuando vi a mi padre zarpar,
Tuve que memorizar el dolor, aprendí hacerme fuerte.
Crecí como si cada día fuese el último,
De pre-escolar a primaria, de la mano de mi madre.
Alimentándose de lo que nos ofrecía la naturaleza,
Es duro y triste vivir solo con uno de tus padres.
No quiero ocultar mis lágrimas en esa poesía,
Acordándose de aquellos días que lloraba mamá.
Lloraba por no poder darnos el pan cada día,
De amanecer en la cama sin ningún solo programa.
Fingía entre amigos como si todo iba bien,
Cuando en casa pasan días sin ningún solo cien.
Elegí el silencio cuando me afectaba el hambre,
Miré a mi hermana y lloré, se parecía a un fiambre.
Me iba a clase en chancletas de baño,
Inventé que era moda cuando zapatos no tenía.
La misma camisa, mismo pantalón durante nueve años,
Así crecí, pensando que la miseria se acabaría.
Cumplí los catorce, llego mi triste agonía,
Tuve que mudar porque las lágrimas de mama dolían.
Pensaba que iba a cambiar cuando mi hermano me acogía,
Pero solo era el principio. La hambruna me absorbía.
Empecé a caminar de escolapios a mi casa,
Se me partió el alma al ver a mi hermana embarazada.
No tenía para comer, solo un plato de arroz sin salsa,
Maldecía a aquel hombre que dejó su vida afectada.
Lloraba pidiendo a Dios una respuesta,
Tenía diecisiete y no sabía que crecía.
Encontré una manera de vivir. Haciendo poesía,
Empecé a sonreír cuando me dijeron poeta.
Lloraba a mama añorando a mi padre,
Si estuviese, creo que todo sería diferente.
No viviría mendigando en casa del vecino,
Si estuviese, no seguiríamos siendo campesinos.
Me adapté al hambre, aceptando mi pobreza,
La vida que mis veinte atraviesa.
Es muy triste recordar lo que mi vida fue,
Y a pesar de falta de pan. Yo, Santi. Sigo de pie.
Comentarios
Publicar un comentario